Llegó Diciembre con su alegría y algarabía, antes de comenzar el mes muchas personas se alistaron y se prepararon para la llegada del 24; qué las luces, qué el árbol, qué el pesebre, y por supuesto la comida y los regalos. La fecha esperada llega acompañada de una novena que cada año se hace más corta, las invitaciones a familiares y amigos, el reencuentro, la alegría de pasarla en familia, el disfrutar de los placeres de la vida, de las carreras por los centros comerciales en busca de los regalos que se olvidaron comprar, de la natilla, de los buñuelos y del pavo o el pernil de cerdo.
No hay ninguna duda,
Cuántas no son las familias que en esta fecha se encontrarán solas en sus casas, o en la calle, con el estómago vacío, con lágrimas en sus ojos o con moretones en sus caras, o peor aún esperando que sus seres queridos privados de la libertad y que se encuentran en algún lugar de la selva en condiciones infrahumanas regresen pronto a casa. En otras familias la pérdida de un ser querido víctima de esta injusta guerra que vive el país.
La falta de dinero es común en estas fechas, el desempleo abruma a muchos hogares, la mendicidad, la pobreza impiden a toda costa que en estas fiestas todo sea paz y alegría, como nos lo quieren vender los publicistas, no, en esta fecha en muchas casas la tristeza abruma, la soledad es una fiel acompañante y el dolor embarga a millones de colombianos. En muchos hogares cuando el reloj avisa que son las doce, no pasa nada, todo es igual que los otros días, no hay una comida especial, no hay regalos, no hay personas alrededor, no hay nada.
Mientras en la televisión se muestran personas sonriendo, felices de la vida, con un gran pavo relleno en sus mesas adornadas por un gran mantel, una botella de vino, muchos regalos debajo del árbol, familiares sonriendo y abrazados, en muchos “hogares” se presentan situaciones muy diferentes: padres borrachos que llegan más allá de la media noche con el único objetivo de plantarle un golpe a lo que se le atraviese por el frente, personas en la calle aguantando frío y hambre, con muchos hijos que les reclaman un regalo, o al menos un poco de comida.
Otras cientos de personas estarán en algún lugar de la extensa selva colombiana privados de su libertad. Algunos ya llevan casi 10 años secuestrados soportando tratos inhumanos y con la esperanza que nunca se pierde como única compañera. En otro lado sus familias, ricas-pobres, eso no importa, sufriendo, sin saber nada de sus hijos, hermanos, primos, padres, madres, abuelos. Con la zozobra de recibir la noticia de su libertad, una llamada que han esperado por mucho tiempo.
En estas fechas también toca referirse a aquellas familias que perdieron todo su dinero en las pirámides o aquellas que perdieron sus empleos por consecuencia directa de la crisis económica que sufre todo el mundo. En está Navidad el villancico "Mamá dónde están los juguetes, mamá el niño no me quiere..." es ahora más que una canción es un himno en un país donde la pobreza y miseria llega casi al 50% de la población y sigue en aumento pese a que lo que diga el gobierno y en donde los niños son los más desprotegidos.
Es por esto que instó a la población colombiana que sí puede disfrutar de estas fiestas a que se acuerden de que hay miles que en esa noche estarán aguantando frío y hambre en algún lugar de esta jungla de cemento y tengan en cuenta que la Navidad es más que dar y recibir regalos, tomar alcohol y comer lo que más se pueda. No, es una época de reflexión para que abran sus corazones y sus mentes y ayuden al desprotegido y brindarle su ayuda al hambriento y sediento.
"Dile feliz navidad a los niños que mueren de hambre"