jueves, 4 de septiembre de 2014

El fútbol le está diciendo ¡no al racismo!


La noticia fue reproducida inmediatamente por la mayoría de los medios de comunicación de América Latina, y no solamente por los especializados en deporte. Era un hecho histórico que debía ser enmarcado, discutido, analizado por expertos y por la gente del común pero mas que eso aplaudido por todos. En decisión de primera instancia, y por unanimidad, el Tribunal Superior de Justicia Deportiva expulsó al Gremio de Porto Alegre de la Copa de Brasil, ademas le impuso una multa de 20 mil dolares. 

Esto debido a los insultos racistas que emitieron un grupo de sus seguidores en los últimos minutos del partido en contra del arquero del Santos, Aranha. La decisión tuvo como base los vídeos de las cámaras de televisión que transmitieron el partido y que revelaron a unos hinchas llamando Macaco al guardameta, haciéndole ademas con gestos desde la grada ubicada detrás de la portería norte en el Arena Do Gremio.

El arquero, cansado de los insultos de los hinchas del Gremio, que perdía 2 a 0 en condición de local por los octavos de final de la Copa de Brasil, le llamo la atención al cuerpo arbitral y al cuerpo técnico de su club. Sin embargo no obtuvo respuesta por parte del juez central ni de los colegiados quienes permitieron que continuara el encuentro pese a las advertencias hechas por la FIFA y de la Conmebol frente a este tipo de casos. El partido continuo y de igual manera los gritos que imitaban a los que hacen los micos.





Aterrados por ese nuevo acto de racismo, pese a que es costumbre no significa a que deba ser aceptado, los narradores de dicho encuentro pedían un castigo para que este tipo de acciones no se repitieran mas en Brasil ni en el continente. Y es que llamaban la atención que varios de los torcedores que llamaban simio al arquero tenían un ligero parecido con el profesional que era victima de sus insultos.  

La decisión judicial fue mas allá, y gracias a la identificación que se logro hacer de los aficionados pertenecientes a la barra brava Geral do Gremio, fueron suspendidos por un plazo de 720 días para que ingreses a un estadio de fútbol en Brasil. Igualmente el arbitro del encuentro, al no tomar acciones en el asunto y no informar de manera clara a la Federación sobre el incidente incurrido fue sancionado por 45 días para participar en cualquier evento deportivo y sus dos auxiliares de linea por un periodo de 30 días cada uno. 

El presidente de la Fifa, Joseph Blatter en su cuenta de Twitter aplaudió el fallo esperando que fuera un ejemplo en la lucha contra el racismo que se ha emprendido desde el máximo regente del fútbol mundial con su estrategia de Respect en la cual han participado grandes jugadores de la élite mundial quienes se han visto afectados en repetidas oportunidades por comentarios desobligantes y discriminatorios por su color de piel o por su origen.

"El fútbol DEBE ser más drástico para acabar el racismo", manifestó Blatter en la red social en la que aseguró además que Brasil "envió un mensaje correcto al expulsar de la Copa a un equipo por las agresiones de sus fanáticos".

"La indignación"

Inmediatamente simpatizantes del fútbol de todo el mundo manifestaron su apoyo a la decisión. Sin embargo, las directivas del club afectado aseguraron que pese a que respetaban el fallo no lo compartían e iban a interponer los recursos legales y jurídicos con el fin de bajar la sanción y evitar a toda costa la expulsión de la competencia.

Los hinchas de Gremio también mostraron su molestia frente a la decisión, pero sus ataques no se dirigieron al Tribunal Superior de Justicia Deportiva sino a los fanáticos cuyo actuar había propiciado la sanción. Principalmente se dirigieron a una joven hincha, quien aparecía en un primer plano en las transmisiones de televisión, por lo que fue identificada fácilmente.

Fue despedida de su trabajo como dentista de un cuartel policial, y a su domicilio y teléfono celular llegaron varios mensajes amenazantes en contra de su integridad personal y su vida. Patricia Moreira da Silva negó públicamente tener una conducta racista y argumentó los gritos que hizo desde la grada debido a la 'calentura' propia del partido, al marcador adverso y a las situaciones de juego que se estaban presentando en los últimos minutos del encuentro.

Cada día las amenazas aumentaban, y pese a que pidió perdón en repetidas oportunidades en los medios de comunicación de Brasil y que incluso solicitó reunirse con el guardameta Aranha, quien rechazó la invitación tajantemente, la fanática de Gremio tuvo que mudarse de residencia y solicitarle protección a la Policía. El pasado 12 de septiembre su domicilio fue incendiado por desconocidos. "Quieren administrar justicia con sus propias manos. Crímenes están siendo cometidos con la justificativa de vengar el supuesto crimen que pudo haber practicado Patricia", manifestó uno de sus abogados. 

El racismo se tomó el fútbol



lunes, 1 de septiembre de 2014

La tristeza de Falcao

Lo desmintió por todos los medios posibles. Pese a los rumores y a las noticias diarias que hablaban de su inminente y, multimillonario traspaso, al AS Monaco FC de Francia, un equipo que acaba de ascender a la primera división gala. Aseguró que su corazón estaba en el Atlético de Madrid, que ahí se quedaría y nunca se marcharía.

El nombre de Falcao se había convertido en una obsesión para el nuevo dueño del equipo, el multimillonario ruso Dmitry Rybolovlev, quien quería continuar con la moda de comprar un club, llenarlo de estrellas y demostrar, y alardear obviamente, de su poderío económico en las canchas. En su proyecto figuraban jugadores de tipo 'galáctico', el término que hizo famoso el Real Madrid, a principios del milenio.

Llevaba dos años en el Atlético de Madrid y en su palmares ya registraba una Europa League (antes Copa UEFA) y una Súpercopa de Europa, consolidándose como figura con sus anotaciones en las dos competiciones. El equipo colchonero había ocupado la tercera plaza en la Liga Española y estaba recuperando, de la mano de Diego Pablo Simeone. el brillo que había perdido por décadas. Esa ubicación en la Liga le daba un paso directo a la Champions Legue.

Lo tenía todo para continuar con la gloria, pero por 65 millones de dólares, Falcao pasó al equipo del principado. Desde el primer momento defendió el proyecto, manifestaba que el Monaco lo iba a ganar todo, iba a figurar como uno de los grandes de Europa. La mayoría sabían que eso era una utopía y que el interés económico -que lo convertía en uno de los mejores pagados de Europa- había superado el amor por el fútbol, ahí cambió su figura.

Llegó a un equipo que pese a que estaba plagado de "estrellas" no pintaba nada bien. Como dicen por ahí, 'mucho cacique y poco indio'. El equipo dirigido por el italiano Claudio Ranieri no ganó un solo titulo pese a la millonaria inversión. La Liga fue para el Paris Saint-Germain, fue eliminado en semifinales de la Copa de Francia por el modesto EA Guingamp. Debido a su reciente ascenso no disputó un torneo internacional de renombre.

Los goles de Falcao, pese a que eran reproducidos en los medios, no eran los mismos. Su imagen se fue cayendo y una lesión tras otra lo alejaron de las canchas por varios periodos. Empezó la presión mediática, tal vez por eso regresó a la competencia antes de estar listo y recuperado en un ciento por ciento. Eso se notó inmediatamente en su desempeño y en sus recaídas.

Su anterior equipo, con pocos jugadores de renombre, acaparaba todo tipo de buenas críticas debido a su destacado papel en la conocida 'Liga de las estrellas', de la cual Falcao ya no era participe. A esto se le sumaba su clasificación a etapas semifinales de la UEFA Champions League donde enfrentaría al Barcelona. Ya no era el mismo equipo y se posicionaba como favorito para llegar a la final, un hecho histórico para los colchoneros.

Pero lo peor estaba por llegar. Protagonista, figura, imagen y líder de la Selección Colombia, goleador y 'estrella' en el partido histórico contra Chile en el Metropolitano en el que anotó dos goles que sellaron la clasificación al Mundial de Brasil 2014. A cinco meses de la cita mundialista, su gran sueño, Falcao sufrió una lesión en una jugada excesiva e innecesaria. Un defensor del modesto Chasselay, de la quinta división gala, golpeó fuertemente su pierna izquierda en un partido de la Copa de Francia.

Preocupación en el banquillo, quien en repetidas oportunidades le había denunciado al cuerpo arbitral la dureza del equipo visitante, quien ya estaba debajo del marcador tres goles a cero. El minuto 43 marcó la tragedia para el jugador colombiano, quien pese a que fue trasladado inmediatamente para una evaluación ya se presentía lo peor. Tres días después se confirmaría que estaría fuera seis meses de cualquier tipo de competencia.

"Lesión de ligamento cruzado anterior en su rodilla izquierda": ese era el desgarrador diagnostico que dejaba bastante lejos del Mundial al delantero de 27 años. Se empezó una carrera contra el tiempo para su recuperación, una tarea aunque admirable desde el punto de vista médico era un despropósito puesto que se estaba presionando nuevamente el cuerpo de un jugador que no estaba totalmente recuperado de sus dolencias anteriores. ¿Marketing? ¿Presión de las directivas? ¿Un aviso de mala suerte para Colombia? Esto no importó, y el técnico argentino José Néstor Pekermán contra muchos rumores, y sobre todo contra muchas presiones, descartó al samario del equipo que viajaría a Brasil.

En la rueda de prensa en la que anunció su decisión lo acompañó a su mano derecha el jugador del Mónaco quien no pudo evitar la tristeza ni las lágrimas ante las preguntas de los periodistas. Era un dolor inmenso, estaba perdiendo su sueños e ilusiones, quería jugar el Mundial pero ya no podía. Quería asistir a esa histórica cita que solamente se vive cada cuatro años y por la que había luchado tanto vistiendo la camiseta tricolor.