martes, 12 de agosto de 2014

El asesinato de Luis Carlos Cervantes. ¿Otro crimen contra el periodismo en la impunidad?

A tan solo un día de conmemorarse el crimen del periodista y humorista Jaime Garzón Forero, en la tarde de este martes en el corregimiento de La Caucana, en el municipio de Tarazá (Antioquia) fue asesinado el director de la emisora Morena F.M., Luis Carlos Cervantes.

Desde el año 2010 el periodista había recibido una serie de amenazas en contra de su vida e integridad personal por parte de la banda criminal de Los Urabeños, que incluso le dieron un plazo de 48 horas para abandonar con su familia la capital de Antioquia.

Las amenazas tenían relación con las denuncias hechas en su espacio de TeleAntioquia Noticias sobre casos de corrupción administrativa y la relación de dirigentes políticos y grupos empresariales con las entonces nacientes bacrim en el Bajo Cauca antioqueño, principalmente.

Las retaliaciones continuaron en su nuevo trabajo hecho por el cual la Unidad Nacional de Protección (UNP) le otorgó medidas de protección y seguridad. A mediados del presente año el comunicador recibió dos amenazas: una presencial por parte de un hombre que llegó a su domicilio y otra por medio de un mensaje de texto.

En el caso de la primera, el hombre, cuya identidad se desconoce por el momento, le solicitó a Cervantes que transmitiera una información en su emisora a lo cual el periodista se negó rotundamente. En ese momento le dijo, según algunos testigos, que ya estaban “cansados” de verlo en Tarazá.

Pese a esto, y al ultimátum que había recibido para abandonar el municipio el pasado 22 de julio en un plazo de dos horas, la UNP le retiró el esquema de protección que le había entregado argumentando que “según la información evidenciada en el estudio de riesgo, no había nexo causal entre las amenazas recibidas por el señor Cervantes, y su labor como periodista, razón por la cual el resultado fue ordinario”.

En este punto, según un comunicado oficial publicado por la UNP, en los últimos años Cervantes no venía ejerciendo el periodismo sino que se dedicaba a la programación musical en la emisora. Este tipo de afirmaciones dejan muchas dudas en el aire sobre los estudios de riesgo que ejerce dicha Unidad y el análisis de las amenazas que como el periodista reciben cientos de personas al día en Colombia.

Después del crimen se conoció la declaración de Eder Narváez, corresponsal de TeleAntioquia Noticias y consejero departamental de los medios de comunicación comunitarios y ciudadanos del Bajo Cauca, quien señaló que otros periodistas de la región han recibido en los últimos días han recibido amenazas por parte de diferentes grupos armados ilegales. 

El más reciente caso se presentó el pasado lunes cuando un camarógrafo de Bajo Cauca Noticias recibió una amenaza personal por su trabajo en el canal. Ante esto le pidieron a las autoridades departamentales y nacionales tomar cartas en el asunto y estudiar con lupa la situación de los comunicadores, principalmente los que han denunciado actos de corrupción en las administraciones públicas.

¿Un victimario anunciado?


“A mí me quieren matar unos funcionarios de la Alcaldía”, de esta manera narró su situación el comunicador a en octubre de 2011 en un perfil titulado por el portal VerdadAbierta.com ‘Así trabaja Luis Cervantes el periodista más amenazado del país’ quien para ese momento ya contaba con un esquema de protección conformado por un policía y dos escoltas.

En la mayoría de los casos los periodistas amenazados conocen de dónde vienen los mensajes contra su vida. Cervantes, en tres informes, denunció lo que catalogó como el ‘carrusel de los alcaldes’ en el municipio de Tarazá: en dos años y ocho meses se habían sentado en la silla de la Alcaldía cinco personas. El primero fue elegido popularmente los otros cuatro llegaron al cargo después de que fuera capturado en una investigación por los delitos de concierto para delinquir y constreñimiento al elector.

En los informes igualmente se recolectaron varios testimonios de la comunidad quienes manifestaron su gran preocupación por el constante cambios de mandatarios. Todo eso producía zozobra entre los habitantes quienes no comprendían por qué no se nombraba un alcalde en propiedad o se citaban a nuevas elecciones. Pocos días después se inició una avalancha de mensajes en su contra.

En su relato al portal el periodista aseguró que al recolectar una información pudo concretar que las amenazas venían de Elmer Robledo – uno de los alcaldes – quien era conocido en el corregimiento Barrio Blanco con el alias de ‘El Escamoso’ y hacía parte de ‘Los Urabeños’. Los datos recaudados establecían que le había pedido a uno de sus empleados que amenazara al comunicador.

Por muchos meses los mensajes amenazantes se presentaron casi que a diario: en su oficina, su casa, mensajes de texto y seguimientos. En tres meses se registraron 16 amenazas contra su integridad física. Las investigaciones quedaron en anuncios y pese a que la Policía le dijo que ya tenía identificados a los autores materiales nunca se presentaron capturas.

Luego se presentaron presiones para que fuera retirado de la emisora y saliera del municipio. Esto cambió el trabajo de Cervantes en la región, dejó de cubrir sus fuentes habituales, cambió su cargo y le fueron adjudicadas otras labores. “Ahora yo hago la cámara y le digo a los escoltas que me tengan el micrófono”.

Sin embargo, buscó la manera de cubrir las elecciones en la región pese al ambiente hostil y al malestar que les despertaba a varios de los miembros de la administración local. En las campañas de manera pública uno de los candidatos, cuyo nombre nunca fue revelado, le envío una advertencia al comunicador. Otra de las candidatas le manifestó que por su interés en las cosas “malas” lo iban a matar.

¿Quedará impune?


El 90% de las amenazas y crímenes contra periodistas en Colombia quedan en la impunidad pese a que las autoridades anuncian investigaciones hasta las últimas consecuencias. Nada pasa, a veces capturan a los autores materiales, nada se sabe de los autores intelectuales aunque en la mayoría de los casos sus nombres y móviles son un secreto a voces.