lunes, 24 de enero de 2011

La metamorfosis del secuestro en Colombia

La historia del comerciante Guillermo León Torres Arango y su ayudante Roberto González Delgadillo quienes fueron liberados después de 21 días de secuestro en municipio del Playón, Santander, cuando los secuestradores pertenecientes a una banda delincuencial prendió nuevamente las alarmas en el país sobre el tema.

Hace mucho tiempo, el delito del secuestro había pasado a un segundo plano con la implementación de la llamada seguridad democrática, sin embargo en los primeros días del 2011 las noticias de secuestrados se registraron en varias regiones del país.

Y aunque de los ocho secuestrados que se registraron en los primeros días del 2011, solamente dos permanecen actualmente retenidos de manera ilegal, la preocupación por una nueva retaliación de los grupos guerrilleros y las nuevas bandas criminales y grupos de delincuencia común que buscan en el secuestro su fuente de financiación han aumentado en los últimos días.

Sin embargo, ante este miedo, el director del Gaula de la Policía, general Humberto Guatibonza, negó que el secuestro haya aumentado y por lo contrario aseguró que las denuncias de las personas, la colaboración ciudadana y el fortalecimiento de las penas han permitido en los últimos ocho años se reduzcan significativamente las cifras del flagelo en un 110 por ciento.

Según el general Guatibonza en enero del 2010 se registraron 13 secuestros, “lo que representa a comparación de este año, “una baja significativa”. Aunque si llamó la atención por los nuevos métodos que están utilizando los secuestradores, quienes según información de las autoridades, “se dieron cuenta que un plagio que dure más de cinco días no funciona, por lo que le dan una alta posibilidad a la Policía de rescatar a la persona y capturarlos”.

Lo que ahora se está utilizando, según el director del Gaula, son los llamados secuestros express, que como su nombre lo indica busca una “rápida detención por un monto pequeño de dinero que, por lo general, se da entre los 100 y 200 millones de pesos, buscando así liberar a la persona lo más rápido posible”.

Igualmente también cambiaron los protagonistas y las víctimas. Antes las Farc realizaban el 90% de los secuestros, mientras que ahora son las llamadas bandas delincuenciales quienes cometen el mayo número de plagios buscando así financiación para sus otras actividades criminales.

“Las Farc se dieron cuenta que eran más fácil que una banda que opera en una ciudad y que ha hecho un estudio de seguridad y de secuestro cometa el ilícito. Aunque en muchas ocasiones estos grupos hablan con los guerrilleros quienes le dan el aval. Después de cometer el secuestro se los pasan al grupo guerrillero para recibir una ganancia de estos”, señaló el director del Gaula.

Así mismo, las víctimas pasaron de ser empresarios adinerados y extranjeros, a comerciantes y profesionales con un poder adquisitivo mediano que trabajan en las zonas rurales, “puesto que en las ciudades se han fortalecido las medidades de seguridad, lo que hace más difícil realizar los secuestros”, precisó el general Guatibonza.

El modus operandi de realizar los secuestros también ha sufrido una metamorfosis en los últimos años, y las operaciones en el que la persona iba en un carro y otros lo cerraban por la calle y se lo llevaban “ha desaparecido”. Ahora es mediante un anzuelo, casi siempre apoyado en la belleza femenina que los aborda en un bar y lo engañan y lo retienen ilegalmente.

Igualmente, también se ha presentado un aumento de las denuncias acerca de los secuestros en las zonas fronterizas donde los secuestradores se llevan a una persona a otros países y desde ahí realizan la “negociación” y cuando reciben el dinero lo “repatrían y liberan”.

Para estos casos las autoridades colombianas han desarrollado un plan de acción con las autoridades fronterizas y con los gobiernos de Ecuador y Venezuela, principalmente, para eliminar esta práctica y dar captura a los secuestradores.

“Se ha hecho un acuerdo dentro de las readaptaciones entre los países, parte de los diálogos en contra del secuestro se han realizado reuniones con las autoridades y se trabajando juntos para desarticular las bandas de secuestradores”, precisó el director del Gaula.

“LAS TOMAS GUERRILLERAS SE ACABARON”

Según el general Guatibonza tomas guerrilleras como las de Las Delicias, Patascoy y Mitú, entre muchas otras que se realizaron entre 1995 y 1998, y en las cuales fueron secuestros más dos centenas de militares y policías “se terminaron”.

“Primero porque la Fuerza Pública está más preparada, existe más personal y mucho mejor armamento para la defensa y segundo porque la guerrilla está más débil y no tiene la facilidad para movilizarse y no tienen esos espacios para tener estos secuestrados”, manifestó el director del Gaula.

CIFRAS

Según cifras del Gaula en 2010 se registraron se rescataron 86 personas, se capturaron 111 persona vinculadas a estos delitos y se desarticularon 33 bandas dedicadas al secuestro.

domingo, 16 de enero de 2011

El paraiso de las prepago

Bogotá se está convirtiendo en uno de los destinos favoritos para el llamado turismo sexual en Colombia. Aunque al principio los capitalinos creyeron que el problema era solamente de Cartagena, Medellín y Pereira, en los últimos años conseguir prostitutas o las mal llamadas prepago en la capital de la República es cada vez más fácil.

Más allá de la zona de tolerancia del centro de Bogotá ubicada entre las calles 22 y 26 con avenida Caracas, las prostitución está en todas partes, desde las zonas más populares en las localidades más marginadas hasta las partes más costosas y que son los favoritos de los extranjeros que vienen a la capital de visita como el Parque e la 93, la zona T y Chapinero.

Allí aquellas mujeres de voluptuosos pechos y grandes traseros asisten a los bares de moda, los restaurantes más finos, a la búsqueda de algunos que pagando en dólares y euros quieran pasar con ellas unas horas de compañia y de placer.

Son las 10 de la noche de un sábado cualquiera en la capital de la República. En su centro histórico un silencio hipnotizador se ha apoderado del lugar, solamente se ve interrumpido por algunos ruidos de los carros y uno que otro grito de un borracho que empezó a tomar desde muy temprano.

En el hotel Tequendama, uno de los más emblematicos de la ciudad, todo parece estar en normalidad. Los vendedores ambulantes que siempre están en sus afueras tratan de vender algo en esa fría y silenciosa noche a los pocos transebuntes que por allí transitan y a los celedores que tienen que cuidar esos grandes edificios donde se mueven importantes negocios entre semana.

En una carrera séptima parece casi desierta a comparación de los constantes trancones que se registran entre semana, unos grupos de personas se empiezan a aglomerar en el parqueadero del Hotel, se destacan algunos extranjeros, mujeres ligeras de ropa a quienes no les parece incomodar el intenso frío y unos hombres con pintas un poco extrañas para la idionsicracia bogotana.