En esta semana se estrenaron en el país dos películas que han dado mucho de qué hablar en todo el mundo por el tema que tocan de fondo. La primera, Precious, basada en la novela 'Push' de Sapphire y dirigida por el aclamado Lee Daniels (Monster’s Ball) narra la desgarradora historia de una joven afroamericana de 16 años que además de sufrir maltrato físico y mental en su casa, tiene que llevar su dura existencia por sus notables kilos de más y su color de piel, en un mundo donde estas dos características son motivo de burla y rechazo social.
Sin contar claro, que a su tan corta edad ya tiene un hijo y está esperando el segundo, ambos productos de años de abuso de su padre y la complacencia de su madre. Y es que aunque la historia de esta mujer ha sonado una exageración en algunos lugares de nuestra sociedad quien no sabe, o no quiere saber que estas cosas realmente suceden y son más comunes de lo que se cree.
De una forma extraordinaria Daniels, quien está postulado en la categoría de Mejor Director para los premios Oscar que se entregarán en marzo, realiza una versión fiel al libro Push que sorprendió en 1996 a la sociedad norteamericana y tiempo después a todo el mundo, sobre un tema catalogado como tabú y a una problemática social que se creía inexistente en una sociedad que por años quiso olvidar sus problemas y mirar para otro lado.
La actuación de Gabourey Sidibe, quien también está nominada a los premios de la Academia como mejor actriz, y quien ha recibido innumerables criticas positivas por su papel, revela el sufrimiento, impotencia de una persona que sufre este tipo de maltratos y no recibe la ayuda necesaria para sobrellevarlo, mientras tampoco existe un castigo para las personas que la maltratan y los otros quienes son cómplices de esto por no denunciar ni hacer nada.
La otra película The Lovely Bones, que recurriendo al tema del abuso infantil de una forma más fantástica, y dirigía por el reconocido Peter Jackson (The Lord of the Rings) basada en el best seller de Alice Sebold, aunque fue traducida al español bajo el espantoso y simplista título “Desde mi cielo”, trata de manera más confusa pero que en el fondo es la misma la realidad de un pedófilo asesino, sus características humanas y su pensamiento.
La personificación de Stanley Tucci (The Devil Wears Prada) como el vecino pedófilo quien no presenta ningún tipo de arrepentimiento, culpa o rastro de vergüenza por el asesinato (y en el libro de describe una violación) de una niña de 14 años. Es capaz de darle el más sentido pésame a los padres devastados por la tragedia, de hablar tranquilamente con la policía cuando esta lo está interrogando sobre los hechos, de seguir su vida normal y tranquila.
Este individuo ya había asesinado a cerca de 10 mujeres, la mayoría de ellas niñas menores de edad, entre ellas una niña de seis años. Al ver que su “astucia” le había permitido huir de las autoridades con facilidad continuó con su senda de asesinatos y cada vez aumentaba su sevicia, maldad y forma de atraer a sus víctimas. Aunque el final de este personaje que despierta sentimientos de odio, ira y aborrecimiento no es como la mayoría esperaba que fuera, si demuestra los límites de un abusador de niños.
En el país cursa actualmente en la Corte Constitucional un proyecto para hacer un referendo en el cual se podrá votar para que los asesinos y violadores de niños reciban cadena perpetua y aunque muchos han puesto el grito en el cielo por esta propuesta y de hasta la entonces concejal y actual aspirante al Senado, Gilma Jiménez, y prefieren estar encerrados en una burbuja de no realidad donde todo es lindo y bonito y esto solo pasa lejos muy lejos, la verdad y realidad es que estos casos aumentan día tras día, los asesinos y violadores ven como las leyes son tibias con ellos y continúan realizando estas aberrantes acciones, por lo que este tema requiere de todas las medidas para que estas personas además de recibir un castigo ejemplar, reciban también ayuda psicológica.