"Américo Vespucio". ablanco391 flickr.com
El lunes 8 de enero de 2009, la estatua de Américo Vespucio ubicada en la carrera séptima con 96 perdió su astrolabio de alambre, porque el que era de bronce fue robado hace dos años y tuvo que ser reemplazado, y la mano derecha que lo sostenía estaba echa trizas. El martes tenía un golpe en su cara y en sus pecho. Para el día miércoles ya no tenía cabeza ni sus dos brazos. El sábado y el domingo el resto de su cuerpo fue descuartizado y para el sol de hoy solo quedan en pie sus extremidades inferiores, quién sabe por cuánto tiempo más.
"¿Américo Vespucio?" Foto: Rafael Pérez Becerra
Muchos vecinos del sector especulan, y creen que en Colombia repercutió la posición de Hugo Chavéz para desmontar todas las estatuas de Cristóbal Colón por considerarlo un "genocida", comparado con Adolf Hitler. Según el presidente venezolano "Colón fue el jefe de una invasión que produjo no una matanza sino un genocidio; 90 millones de aborígenes vivían en esta tierra, 200 años después quedaban tres millones". Al parecer, creen ellos, está posición extremista trascendió en nuestro país y algunas personas consideraron que la imagen de Vespucio también debería desaparecer. Y es que ni en la muerte Américo Vespucio ha podido descansar en paz.
El pobre don Américo no nació bajo la estrella indicada. Cuando nació en 1454 su madre doña Lisa di Giovanni prefirió ocuparse de su hermano el primogénito Antonio y lo abandonó junto a sus hermanos, Girolamo, Bernardo y Agnoletta. En los años 1600 perdió su parte de la herencia, le toco criar a un hermano y como quedo huérfano de padre un tío lo apadrino para que pudiera convertirse en cartógrafo.
Pero en sus viajes también estuvo de malas, dice la historia que él hizo cuatro y que descubrió América primero, pero el hallazgo se lo dieron a Colón, que de paso tiene en su nombre un teatro delicadamente cuidado, 24 horas vigilado, y mundialmente reconocido. A don Américo en cambio, le toco solo el nombre del continente, y por sugerencia de un alemán, un reconocimineto menor si se compara con la fama, fortuna y homenajes que tuvo Colón. A Vespucio se le hizo en Bogotá una estatua que ni siquiera es en bronce sino en fibra de vidrio y que cada 8 días era víctima de un saboteo.
Muchas personas encontraron en don Américo al compañero de parranda perfecto, y aunque ningún historiador ha podido comprobarlo parecía que el cartógrafo era un borracho empedernido y tenía otros vicios pues cada viernes y sábado se le encontraba a su alrededor botellas de cerveza, cajas de aguardiente y ron, paquetes de cigarrillos, bolsas de marihuana y demás pruebas que dejaban dudas sobre sus buenas costumbres. Tal vez la soledad o el ser ignorado durante tanto tiempo y que sus logros se los hayan atribuido a otros lo llevaron a usar este tipo de sustancias para sentirse mejor. Estos vicios lo acabaron poco a poco y lo llevaron a su destrucción.
Lo que en verdad le pasó a Américo
Pero sorpresivamente el lunes 28 de junio, el explorador originario de Florencia, Italia apareció en el lugar de siempre totalmente restaurado. ¿Un milagro? No, la verdad es que unos policías del sector aportaron parte de su sueldo para que el verdadero descubridor del continente que habitamos renaciera y le dieron el lugar que se merecía. Al mismo tiempo que juraron protegerle y cuidarle de los vándalos que se habían ensañado contra él.
El sargento Yilmar Marulanda, cansado del estado en el que el vandalismo decidió buscar la forma de restaurar la estatua, para lo que tendría que desmontarlo de manera cautelosa, silenciosa y organizada para no dañarlo más de lo que estaba y pasárselo a un artista que tenía la misión de arreglarlo en tiempo récord. Don Américo, el viajero consagrado que jamás sufrió un rasguño en ninguna de sus travesias, recibió trato de personalidad y con mucho cuidado el escultor Jaime Contreras le devolvió todas sus partes, le restauro todos sus dedos, le mejoró la cabeza y también le otorgó un nuevo globo terráqueo.
Se le devolvió su color y se le arreglo su vestido. Hoy don Américo vuelve a mirar hacia el horizonte con una sonrisa en su cara esperando, o más bien rezando, que los vándalos no lo vuelvan a atacar. Tocará esperar cuanto tiempo seguirá en pie está remodelada escultura, está vez con la protección de la polícia, a ver si esta vez quien dice es el verdadero descubridor de este continente, recupera la suerte que no ha tenido ni siquiera después de morir.